El Gusano Cabezudo

El gusano cabezudo, (Capnodis Tenebrionis, L) se está convirtiendo en una plaga difícil de combatir en las plantaciones de almendro, tanto en secano como en regadío. Los daños se ven agravados con la sequía y el incremento de las temperaturas en verano.

Los daños que provocan en los árboles pueden ser de dos tipos, los causados por los adultos, como la defoliación, y los causados por las larvas sobre el sistema radicular, que son los daños más perjudiciales para la plantación.

Fuente: Plagas y enfermedades de los frutales de hueso (Junta de Andalucía)

El ciclo biológico del gusano cabezudo es complejo ya que conviven a la vez dos generaciones y las larvas se nutren de la raíz durante dos años. Cuando finalizan su ciclo se convierten en ninfas como paso previo al estadio de adultos, no sin antes dejar al almendro con las raíces y el cuello del árbol muy debilitado hasta el punto de secarlo.

Cada hembra puede llegar a poner de 250 a 300 huevos, por lo que si tenemos una población de adultos importante en la parcela, en pocos años tendremos bastantes pérdidas de árboles.

Larvas en desarrollo alimentándose de las raíces principales.

Cuando veamos en la plantación un árbol con aspecto debilitado, hojas amarillas y abarquilladas, posiblemente podamos encontrar las larvas en las raíces y el cuello del árbol.

CONTROL QUÍMICO

El control químico, por el momento, está enfocado en la eliminación de los adultos.

Si observamos a un adulto en nuestra plantación, es esperable que haya bastantes más, por lo que lo mejor será aplicar un tratamiento foliar para poder eliminar el mayor número posible.

Lo ideal sería tratar en primavera a partir del mes de abril o mayo, para controlar en la medida de lo posible a aquellos adultos que hibernan para evitar que el ciclo se repita de nuevo.

Otro momento apropiado para tratar es en agosto, cuando la metamorfosis de las larvas haya terminado. La materia activa que actualmente está registrada es el Acetamiprid 20%. Se recomienda realizar una comprobación habitual en la web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sobre la actualización de los productos autorizados.

CONTROL BIOLÓGICO Y BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS

Lamentablemente no disponemos de feromonas o de trampas que puedan reducir las poblaciones. Los gusanos cabezudos adultos son muy voraces y se alimentan de los nuevos y tiernos brotes de los almendros en crecimiento, por tanto, dejar algunos árboles cortos de poda en la plantación, es una medida sencilla para realizar una vigilancia a la finca y supervisar la presencia del adulto.

Como medidas culturales para controlar la población, destacamos labrar la zona lo más cercana al tronco para dejar al descubierto huevos y larvas recién eclosionadas. Podemos optar, también, por colocar una malla alrededor del árbol con una longitud de 1×1 metros, evitando así que las larvas puedan internarse en las raíces, obligando a que hagan las puestas en los puntos más lejanos al tronco del árbol. Regar la zona cercana al tronco puede ser interesante para evitar que se realicen las puestas pero tiene el inconveniente de posibles mortalidades por Phytophthora spp.

La lucha biológica se realiza con nemátodos entomopatógenos, como el Steinemema Carpocapsae. Las aplicaciones de estos nemátodos se realizan con riegos alrededor del tronco, mojando la mayor parte de la superficie.

Los nemátodos no son capaces de matar a las larvas que se encuentran en el interior de las raíces, pero sí que eliminan las larvas que aún no han colonizado el sistema radicular y alguna ninfa previa a su salida.

Se están realizando pruebas con hongos entomopatógenos como la Bauveria bassiana junto con Metarhizium anisoplae, con resultados muy esperanzadores, pues estos hongos si tienen capacidad de internarse en las raíces y matar a las larvas.

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